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COMUNICADO DE LA JUNTA DIRECTIVA DE LA UNIÓN MUSICAL CONTESTANA.

                                     JA HI HA PROU

Durante muchos años la Unión Musical Contestana ha callado mientras se hacían públicamente declaraciones en detrimento del honor de la entidad y de una persona muy vinculada con ella, ya fallecida y que no está en disposición de poder defenderse. Hemos callado por respeto a Gustavo Pascual Falcó, por no empañar su recuerdo ni el de su obra, ni contribuir a crear un conflicto artificial que tenga como protagonistas a dos figuras prominentes de nuestro pueblo, ya difuntas, Gustavo Pascual Falcó y José Pérez Vilaplana, de las que todos deberíamos estar orgullosos y no andar enfrentando uno con el otro, como de forma irresponsable alguien lleva años haciendo.

Pero recientemente hemos visto que por motivos que se nos escapan, pero que nos imaginamos, se ha iniciado una campaña de difamación a nivel nacional que salpica a esta entidad y al que fuera su director durante más de treinta años, don José Pérez Vilaplana, ante la que no podemos permanecer impasibles, especialmente en este año que se cumple el veinticinco aniversario de su fallecimiento. Ha llegado el momento de que la Unión Musical Contestana cuente su versión sobre Gustavo Pascual Falcó, Paquito el Chocolatero, José Pérez Vilaplana y la Unión Musical Contestana. Como es sabido Gustavo Pascual Falcó falleció el 17 de abril de 1946 a la temprana edad de treinta y seis años. Fue músico fundador de la banda de la Unión Musical Contestana en 1932, presidente de la entidad hasta 1943 y subdirector de la banda hasta su fallecimiento. Ya en vida fue una persona querida y estimada en la Unión Musical Contestana, tanto como músico de la banda de la que era clarinete solista como compositor, habiendo dejado su impronta en obras como Navarro el Bort, El ball del moret, Paquito el Chocolatero o Buscant un bort. Como muestra de ello, el 15 de octubre de 1945 la Junta General de socios de la Unión Musical Contestana, a propuesta de su Junta Directiva, decidió organizar para el día 21 de ese mismo mes, un concierto en el teatro Gadea de Cocentaina en honor a Gustavo Pascual Falcó. Con ello se quería poner de manifiesto públicamente el reconocimiento de la banda y de todo el pueblo a la labor realizada por el compositor y músico contestano, el cual se encontraba enfermo de gravedad. Se temía por su vida y un final próximo, como así fue, ya que, como se ha dicho, falleció en abril del año siguiente.

La música de un compositor fallecido puede desaparecer y olvidarse con él si no hay quien la difunda y la música se difunde interpretándola. En 1946, año de fallecimiento de Gustavo Pascual Falcó, no había grabaciones de sus composiciones ni sus obras figuraban inscritas en la Sociedad General de Autores. En los años 50, 60 y 70 quien se encargó de que la música de Gustavo Pascual Falcó no desapareciera no fue su familia, sino la Unión Musical Contestana cuya banda, bajo la dirección de José Pérez Vilaplana, director desde 1958, la interpretó en conciertos y fiestas de Moros y Cristianos y en todos los lugares en los que la banda actuó. Así piezas como Navarro el Bort, Buscant un bort o Paquito el chocolatero, se fueron haciendo cada vez más conocidas y populares.

Y para que una banda pueda tocar una obra es necesario que cada músico tenga la partitura de su instrumento. Este trabajo hoy en día es relativamente fácil, pero en tiempos en los que las obras no estaban editadas y no había fotocopiadoras, era un trabajo muy laborioso transcribir a mano al papel de cada instrumento una a una todas las notas. Esa labor de  transcripción la hizo durante muchos años el mestre don José Pérez Vilaplana, que con su excelente caligrafía musical, no sólo salvo muchas obras del anonimato y su desaparición, sino que hizo que fueran conocidas y se interpretasen en los conciertos y en la calle, haciéndolas populares no solo en Cocentaina sino también en otras poblaciones. Los archivos musicales, tanto de la Unión Musical Contestana, como de la Junta de Fiestas de Moros y Cristianos de Cocentaina, son testigos de esa labor de arreglo y transcripción realizada de su puño y letra por José Pérez Vilaplana. Y todo eso lo hizo por amor a la música, ya que sólo cobraba una modesta retribución como director de la banda y profesor de la academia de educandos. Sin ese trabajo, desinteresado y no retribuido, que realizaba el mestre con su saber musical, arreglando y terminando muchas de las piezas musicales de Gustavo Pascual, haciendo papeles y copias para cada músico, para que la banda pudiera interpretarla, la música de Gustavo Pascual, hoy día no tendría la difusión que tiene. La Unión Musical Contestana no solo promocionó la música de Gustavo Pascual Falcó después de su fallecimiento en 1946, sino también su propia figura como compositor. Así el 6 de agosto de 1970, veinticuatro años después de su fallecimiento, se celebró en el patio de armas del Palau Comtal un concierto en homenaje a Gustavo Pascual Falcó, y a propuesta de la Junta Directiva de la Unión Musical Contestana presidida por Rafael Todolí Pérez de León, se le nombró Director Honorífico Perpetuo de la banda, haciéndosele entrega en el acto por parte del mentado presidente y el director de la banda, José Pérez Vilaplana, de una placa conmemorativa del nombramiento a la viuda Consuelo Pérez Molina y al hijo Gustavo Pascual Pérez.

En 1980 la banda de la Unión Musical Contestana grabó su primer disco de música, todo el dedicado a autores contestanos de Música festera, en el que la figura de Gustavo Pascual Falcó ocupa una lugar destacado, con tres de las doce piezas que componían el disco: las marchas moras El ball del moret y Buscant un bort, y el pasodoble El bequetero.

En todos los conciertos que celebraba año a año la banda de la Unión Musical Contestana, periódicamente se incluía en el programa alguna obra de Gustavo Pascual Falcó, hasta el punto de que ya en el siglo XXI la Junta Directiva acordó que en el Concierto de Música Festera que cada año se celebra en el Patio de Armas del Palau Comtal se incluyera siempre alguna pieza de Gustavo Pascual Falcó. Para poner en valor esta decisión hay que tener en cuenta que ese concierto lleva celebrándose continuadamente desde el año 1973, es al que más público asiste y el que más difusión tiene, incluso más allá de nuestra comarca, a través de los medios audiovisuales y las redes sociales. Es por lo tanto un gran altavoz para continuar difundiendo toda la obra de Gustavo Pascual Falcó.

 Incluso, ya hasta el punto de llegar a lo anecdótico, hay que decir que, cuando en el año 2002 la banda visitó el campo de fútbol del Mestalla en respuesta a la invitación que había realizado Jaime Ortí Ruiz, presidente del Valencia C.F., para amenizar los prolegómenos y el descanso del partido que enfrentó al equipo local con el Athléctic Club de Bilbao, la pieza interpretada por la banda, junto con el himno del Valencia C.F., fue precisamente Paquito el Chocolatero. Hasta la Unión Musical Contestana obsequió al club valenciano con una caja con más de 50 reproducciones musicales del conocido pasodoble para que lo repartiera entre los socios del club.

Cuando en 2019 la Generalitat Valenciana decidió celebrar la festividad de Santa Cecilia con un vídeo titulado “Terra de Música” en el que decenas de bandas de toda la Comunidad Valenciana interpretaban Paquito el Chocolatero, la banda de la Unión Musical Contestana tuvo el honor de ser la primera en aparecer en el vídeo iniciando los acordes del conocidísimo pasodoble, lógico siendo Gustavo Pascual Falcó de Cocentaina y para mayor inri, haber sido músico y subdirector de la banda.

 La banda de la Unión Musical Contestana ha participado prácticamente en todos los homenajes que se han hecho en Cocentaina a Gustavo Pascual Falcó, en especial el que se hizo en 1987 con ocasión del 50 aniversario de la composición del pasodoble Paquito el chocolatero, interviniendo en la grabación del disco conmemorativo dedicado a las obras del compositor contestano.

Fue precisamente en el año 1987 cuando el entonces director de la Unión Musical Contestana, José Pérez Vilaplana, reconoció que algunas de las obras de las que figuraba como autor en la Sociedad General de Autores, realmente eran de Gustavo Pascual Falcó, accediendo a que los familiares hicieran los trámites oportunos para el cambio de titularidad. Parece ser que la familia había tenido conocimiento oficial de estos hechos en 1985 a raíz de una carta que les había remitido, en contestación a la suya, José María Murua Gadea, asesor jurídico de la S.G.A.E. Consultado el tema por el propio hijo del compositor, Gustavo Pascual Pérez, con José Pérez Vilaplana, este mismo le contestó que todo quedaría solucionado con una declaración notarial suya en la que reconociera que el verdadero autor de las piezas musicales era Gustavo Pascual Falcó, como así hizo y consta en Acta de Manifestaciones otorgada por José Pérez Vilaplana, Consuelo Pérez Molina, viuda de Gustavo Pascual Falcó, y su hijo Gustavo Pascual Pérez, ante el notario de Cocentaina don Luis Pichó Romaní el día 23 de junio de 1987. Ese reconocimiento afectó a las obras El ball de un moret, El bequetero, Buscant a un berebere (sic), Emilio el Chato, Imperial Contestano, Kabileño, Navarro el Fester, Tots menos uno y Paquito el Chocolatero, todas ellas en un porcentaje del cien por cien inscrito a nombre de José Pérez Vilaplana, salvo Paquito el Chocolatero en la que sólo ostentaba el veinticinco por ciento, figurando el resto a nombre de terceras personas.

En la Unión Musical Contestana ignoramos las razones que llevaron a José Pérez Vilaplana en 1966 a inscribirse en la Sociedad General de Autores como autor de Paquito el Chocolatero y otras piezas de Gustavo Pascual Falcó. Han pasado muchos años desde entonces y los que podrían arrojar luz sobre el tema ya han fallecido, pero si existen suficientes evidencias que examinadas desde el sentido común desmienten toda la campaña de injurias y mentiras que desde los medios de información se están vertiendo ahora sobre su persona, acusándolo de traidor y de intentar apropiarse de unas obras que no eran suyas por puros intereses crematísticos.

En primer lugar, más allá de la atribución formal de su autoría en los registros de la Sociedad General de Autores, lo cierto es que José Pérez Vilaplana nunca se atribuyó la autoría material de esas obras, que siempre en todos los conciertos que dirigió a la Unión Musical Contestana y en los discos que grabó aparecían como obras de Gustavo Pascual Falcó, nunca de José Pérez Vilaplana. Y en segundo lugar no se pueden juzgar hechos de 1966 con la perspectiva del año 2023. Hoy Paquito el Chocolatero es una pieza reconocida mundialmente y difundir públicamente que hasta 1987 figuraban a nombre de otra persona, José Pérez Vilaplana, y no de su autor Gustavo Pascual Falcó, es un bombazo informativo que puede llevar a malas interpretaciones sobre la intencionalidad de José Pérez Vilaplana. Aunque Paquito el Chocolatero pueda generar hoy importantes dividendos por derechos de autor a favor de los herederos del autor, ya que es una de las piezas más interpretadas en España, no lo era así en 1966 cuando Paquito el Chocolatero no dejaba de ser un pasodoble conocido en el ámbito de la Fiesta de Moros y Cristianos, pero no más allá. Por lo tanto, es dudoso que la intención de José Pérez Vilaplana al inscribirla en un 25% a su nombre en 1966 fuera lucrativa. Más bien parece que su intención no fue otra que preservar la obra de un músico ya fallecido y facilitar así la difusión de su música, como declaró muchas veces. De todas formas nunca lo sabremos con certeza, y los familiares de Gustavo Pascual Falcó tampoco. Lo que si es cierto y demostrable es que fue precisamente José Pérez Vilaplana y la banda de la Unión Musical Contestana los que primero hicieron algo para que Paquito el Chocolatero tuviera la fama que tiene hoy y eso es algo que se tiene que reconocer, se quiera o no.

Tampoco es cierto que José Pérez Vilaplana pusiera impedimentos para que la obra de Gustavo Pascual Falcó figurase a su nombre en la Sociedad General de Autores, teniendo que pleitear judicialmente la familia contra él, como falsamente se está difundiendo en los medios de información pública. José Pérez Vilaplana facilitó su inscripción a la familia, sin necesidad de llegar a ningún juicio contra él, e incluso colaboró con la familia para que pudiera pleitear contra los que se atribuían el setenta y cinco por ciento de la autoría de Paquito el Chocolatero. Es contra estas personas, especialmente contra el que figuraba como autor de la letra del Pasodoble, y no contra José Pérez Vilaplana, contra los que la familia tuvo que pleitear judicialmente para conseguir que Gustavo Pascual Falcó figurase al cien por cien como autor de Paquito el Chocolatero.

Así, además del acta notarial antes citada otorgada voluntariamente por José Pérez Vilaplana, la familia de Gustavo Pascual pudo contar con un escrito firmado en 1990 por el propio José Pérez Vilaplana en el que afirmaba y citamos textualmente “TESTIFICO que cedí los derechos de la obra “Paquito el Chocolatero”, a los señores D. Mario Sellés Roig y Don José Bellver Payá en el porcentaje del 50% y 25% respectivamente, con el único ánimo de conseguir su mayor difusión y con el motivo de la edición de un disco, sin percibir por ello “ni una sola peseta”. Lo que declaro para que conste en las gestiones que realiza la propietaria de los derechos Dª Consuelo Pérez Molina. Cocentaina, 4 de julio de 1990”.

En 1996 la banda de la Unión Musical Contestana colaboró en los actos conmemorativos del 50 aniversario del fallecimiento de Gustavo Pascual Falcó, entre ellos, el concierto que se celebró en el patio de Armas del Palau Comtal de Cocentaina el día 2 de agosto y en la grabación del disco compacto con las obras del compositor contestano. Por cierto, en ese disco se incluyó por primera vez la marcha mora No m´ho puc llevar del cap, pieza que Gustavo Pascual Falcó dejó incompleta a su fallecimiento y que fue arreglada por José Pérez Vilaplana y el mestre Ferrero. De nuevo la Unión Musical Contestana y Pérez Vilaplana colaborando en engrandecer la figura y obra de Gustavo Pascual Falcó.

No vamos a insistir más en algo que es conocido por todo el pueblo de Cocentaina y por los propios herederos de Gustavo Pascual Falcó, por eso no entendemos el porqué de tanta inquina, tanto rencor hacia una persona y hacía una entidad que tiene a gala haber sido promotora y difusora de la música de Gustavo Pascual Falcó allí donde ha actuado porque ha sido, es y será siempre parte de la historia de nuestra entidad y motivo de orgullo.

Apelamos a la cordura y a la responsabilidad para que aquellos que públicamente están tergiversando los hechos y difundiendo medias verdades, cuando no mentiras completas, cesen de hacerlo por el bien del pueblo de Cocentaina y su gente que no se merecen que por intereses que van más allá de defender la memoria de Gustavo Pascual Falcó, se ataque a la memoria de otra de las figuras destacadas de nuestro pueblo, José Pérez Vilaplana, el Mestre de la Música del que en este año 2023 se cumple el 25 aniversario de su fallecimiento, cuya fama como director y compositor es reconocida en todo el mundo de la música festera por su valor en sí, sin que en su vida tuviera que apropiarse de las obras de nadie.

Cocentaina a veinte de agosto de dos mil veintitrés.

La Junta Directiva de la Unión Musical Contestana.

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